Juan Carlos Blanco
Los lectores de los medios de comunicación están en las plataformas sociales, ‘viven’ en ellas y no salen a buscar noticias: leen las que se encuentran en sus muros y en el resto de sus cuentas. Y lo hacen de forma fragmentada y dispersa, sin importarle demasiado de dónde vienen esas informaciones que aparecen casi como que por ensalmo.
¿Son los únicos? No, los periodistas hacemos exactamente lo mismo. Los periodistas escribimos artículos y publicamos videos directamente en Facebook, utilizamos Medium para alojar las entradas de nuestros blogs y seguimos aportándole contenido a Youtube, Instagram y las plataformas de wordpress para bloggers. Nos interesamos por los canales de noticias de Apple o de Snatchap y husmeamos en los buscadores para saber de qué va eso de las páginas aceleradas para medios (APM) que se ha inventado Google para que los medios sigan interesados en posicionarse en el mayor motor de búsqueda de la historia de la humanidad.
Vivimos ya en un ecosistema distinto al que conocimos. Y nuestras preocupaciones ya son otras. Ahora, ya no nos cuestionamos si hay que publicar nuestros contenidos en las redes sociales. Lo que nos preguntamos es: 1. Si de verdad necesitamos realmente una web o un blog para la publicación de contenidos. Y 2. si hay alguien en la sala que es capaz de decirnos cómo demonios podemos ganar dinero en esta nueva situación.
Lo que digo no es una exageración al uso ni la pamplina de algún aficionado a las teorías conspiratorias. Google y, sobre todo, Facebook no juegan a quedarse con todo el negocio, pero ya acaparan gran parte de las ganancias de esta industria. En Estados Unidos, en el primer trimestre de 2016 Google y Facebook se quedaron con el 80% de los ingresos en concepto de publicidad on line.Y el porcentaje de ingresos que se queda en manos de las nuevas ‘amas de llaves’ del periodismo va a más.
No hay otra que no sea buscar nuevas fuentes de ingresos, procedentes de las energías renovables de la comunicación (marketing de contenidos, contenidos de marca, patrocinios…), que sean capaces de darle relevo a la fuente fósil por excelencia, la publicidad, cuya supervivencia tal y como la conocemos está muy seriamente amenazada por la popularización de los adblockers.
Ya no se trata de lograr el mayor número de visitas posible en una carrera alocada por los clicks, sino de atraer a los lectores a las marcas informativas mediante la publicación de esas piezas que aporten credibilidad y confianza en ellas. Si lo consiguen, sobrevivirán; si no, se convertirán ellos mismos en un fósil más arrasado por un vendaval digital que no entiende de nostalgias ni de lamentos.
Por mucho que nos pueda doler, no hay más. O buscamos negocio en el templo del dios Facebook y sus discípulos sociales o iremos cayendo en la irrelevancia.
37 comentarios en “Google, Facebook y las nuevas ‘amas de llaves’ del periodismo”
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No creo que los periodistas busquemos las noticias o la información en internet sin más, sin contrastar las noticias, al menos yo no. Estoy de acuerdo que para sobrevivir los periodistas estamos utilizando las redes sociales, pero no dudo de que -al menos el mío- su compromiso sea contar la verdad.