Juan Carlos Blanco
La gran mayoría de los medios de comunicación que visitamos están enzarzados en una carrera por ver quién es capaz de lograr un mayor número de clicks en sus páginas. No les obliga ningún mandamiento periodístico que ordene lograr volumen a toda costa para ser los campeones del tráfico en la red. Les obliga su cuenta de explotación, la necesidad de cuadrar los números en un negocio en el que las noticias se miden al peso y la viralidad le gana por goleada a la calidad.
Vivimos inmersos en la caza desaforada del click que llevará a los medios a los caladeros soñados de las grandes campañas publicitarias, ésas que les salvarán de la amenaza de la quiebra. Y lo de menos es que en esta carrera alocada nos dejemos jirones de credibilidad y de confianza por la proliferación de noticias falsas, virales ridículos y piezas frívolas más propias de un late night que de un medio que se supone que pretende informar aparte de entretener.
No es fácil sustraerse a esta epidemia. Los modelos de negocio de la gran mayoría de los medios se basan en el esquema tradicional: 1. produzco contenidos, 2. logro visitas y 3. inserto publicidad con el que logro el dinerro suficiente para producir más noticias y ganar dinero para los accionistas de la compañía. Los periodistas se dedican a hacer periodismo y los comerciales se afanan en vender la publicidad que sostiene el negocio.
La cuadratura perfecta… hasta que dejó de serlo.
la publicidad ya no sostiene nada. Casi el 80% de la publicidad que antes se movía en los medios tradicionales en internet (la TV es otra historia) ya no va a parar a los medios: termina en los bolsillos de Google, de Facebook, de Instagram y de la red social que en cada momento esté de moda. Los nuevos actores de internet se comieron legítimamente gran parte del pastel publicitario de los medios. Y no se ve en el horizonte al superman periodístico capaz de reconstruir la tarta que antes era monopolio de los periódicos y algunos otros invitados a la fiesta.
Pero sí hay elementos positivos en todo esto. El más evidente es que empieza a asumirse el principio de realidad y los editores y los periodistas ya no se dejan llevar por la nostalgia de pensar que el mundo en el que vivían volverá algún día.
Y no sólo eso. También se observan tres tendencias que nos permiten aformar que algo sí está cambiando.
La primera es que los editores están asumiendo que es mejor adaptarse a la hegemonía de las redes sociales y Google que combatirlos como si fueran los portadores de las siete plagas que acabarán con el periodismo que siempre conocimos. Mejor ver qué pasa con los Instant Articles de Facebook, con los APM de Google o cualquier otro intento de explotación de los contenidos en las redes que trabajar pensando que son tus enemigos irreconciliables. Por mucho que algunos no quieran, la información será móvil y social. Y el que no lo quiera ver…
La segunda tendencia es que empiezan a explorarse en la mayoría de los medios nuevas vías de explotación de ingresos que tienen muy poco que ver con la publicidad tradicional (el caso más recurrente es el de los contenidos patrocinados, pero hay muchos más, como podéis ver en este enlace).
Y la tercera y última tendencia es que se asume con mucha mayor fuerza que llegará el día en el que muchos medios de comunicación se convencerán de que en realidad no son periódicos sino compañías de noticias que prestan servicios de información a sus suscriptores. Es decir, que se dedicarán a buscar la manera de convertir a los lectores de su comunidad en clientes o en socios comprometidos dispuestos a pagar por la información.
No hay nada fácil, y menos en este terreno. Pero el punto de partida del cambio es asumir la necesidad de ese cambio. Y los medios están empezando a hacerlo. Por algo se empieza…
27 comentarios en “¿Están asumiendo ya los medios que no podrán vivir sólo de la publicidad?”
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