Juan Carlos Blanco
Andan los ánimos revueltos en España por los supuestos ataques a la libertad de expresión que se estarían produciendo con fallos judiciales como el que ha condenado a una joven tuitera, Cassandra, a un año de prisión por publicar tuits donde se mofaba de una víctima del terrorismo, en su caso Luis Carrero Blanco, presidente del Gobierno de España en las postrimerías del régimen del dictador Francisco Franco que murió en 1973 por la explosión de un coche bomba que hizo saltar por los aires el coche en el que se desplazaba.
A la sentencia se suma ahora también la admisión a trámite de una denuncia presentada por una asociación franquista contra los humoristas y presentadores de televisión El gran Wyoming y Dani Mateo por un chiste sobre el Valle de los Caídos (un monumento bajo el que está enterrado Franco y que se construyó con el esfuerzo de los presos durante los primeros años de la Dictadura que soportó este país durante 36 años) que supuestamente habría ofendido los sentimientos religiosos de los católicos y podría encuadrarse como un delito de odio tipificado en el Código Penal.
En ambos casos, participo de la idea de que hay que defender la libertad de expresión en su más amplio sentido de la palabra y aunque nos duela o nos ofendan algunas manifestaciones. Y, como ocurre en el segundo de los casos expuestos, más si cabe si se ejerce en un programa de humor, como es el caso de Wyoming y Dani Mateo, cuyo chiste se emitió en el programa El Intermedio, que se emite de lunes a jueves en La Sexta TV. Denunciar a unos humoristas por ofender a alguien debería de estar muy limitado, así que esperemos que se archive la causa.
VÍDEO @El_Intermedio | Dani Mateo analiza las cinco curiosidades que no sabías sobre el Valle de los Caídos https://t.co/u2OvSSR7hD pic.twitter.com/QDD3dPeogm
— El Intermedio (@El_Intermedio) 6 de abril de 2017
Ahora bien, cuidado con sacar de quicio estas cuestiones y con apuntarnos al tremendismo y las exageraciones. Quienes, al hilo de estos y algunos otros casos, sostienen que en España no hay libertad de expresión o que los jueces actúan como torquemadas de una nueva inquisición actúan con una frivolidad y un desahogo que está fuera de lugar.
¿Que hay problemas? Sí, pero no caigamos en el trazo grueso y facilón de los que ven conspiraciones a todas horas. Ni España es un país bananero donde la libertad de prensa está amenazada ni hay una involución democrática ni por supuesto la libertad de expresión es un derecho que se puede ejercer sin límite alguno.
Queda muy solemne decir que la libertad de expresión está siendo atacada en este país, pero de ahí a que sea verdad hay un trecho que no hay quien atraviese. Y, por cierto, lo que sí me parece de una frivolidad supina es que algunos vendan que España es esta especie de infierno en la tierra para los periodistas cuando vemos, a diario, que en otros países se viola sistemáticamente la libertad de expresión y los periodistas son represaliados, se juegan la vida por informar y son asesinados. ¿O si no, cómo calificáis, por poner un solo ejemplo, lo que está pasando en algunos estados de México?
Aunque sea por respeto a lo que sufren en algunas partes del mundo quienes quieren ejercer su libertad de expresión sin tener que convertirse en héroes cotidianos, deberíamos ser algo más equilibrados a la hora de hacer afirmaciones tan pomposas y grandilocuentes como carentes de rigor y de verdad. No, aunque a algunos os lo pueda parecer, la libertad de expresión en España no esta en peligro. No nos volvamos locos.