Confesiones de un director de periódico

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Juan Carlos Blanco

He sido director de periódico y sé de lo que habla el periodista David Jiménez en su libro El Director. No entro ahora en si su texto es un ajuste de cuentas con las élites políticas, económicas y periodísticas (creo que es mucho más), pero de lo que sí estoy seguro es de que la reflexión central que tendríamos que analizar en este punto no es si los directores de prensa sufren o no presiones y en qué grado son peligrosas para la salud de la sociedad democrática a la que prestan sus servicios.

Es obvio: las sufren…y tienen que saber manejarlas. Y cuidado si no las reciben porque entonces lo que se puede barruntar es que ni el director ni el medio tienen capacidad de influir y de ser relevantes en su comunidad. En eso, realmente, consiste ser el director de un medio que influye en la sociedad. En tomar, o en intentar tomar, decisiones honestas y rigurosas mientras te presionan. Y no pasa nada. No caigamos en un idealismo ingenuo. El mundo del periodismo es el real, no el de las visiones idealizadas y justicieras de las series de televisión de algunas plataformas de streaming.

The Newsroom. Imagen: El País.

Otra cuestión es analizar qué hacemos como sociedad y como ciudadanos en particular para apoyar la existencia de medios de comunicación solventes, serios y fiables. Desde hace más de una década, los medios han soportado una doble crisis: la económica y la estructural, ligada a internet y a la destrucción del modelo de negocio tradicional de la prensa. La publicidad ya no es no que llegue a espuertas a las redacciones de los periódicos.Simplemente se ha mudado en masa a Google y a Facebook. Nuestro mundo ya no es el que era hace tan sólo unos años.

Las empresas periodísticas se han debilitado y en algunos casos hundido. Y cuando uno se hunde y no es capaz de pagar las nóminas de final de mes, cuesta mucho más soportar las presiones de unos y de otros, se toman decisiones discutibles y la credibilidad se resiente y se termina perdiendo.

David Jiménez, en una foto extraída de la entrevista que ha concedido a el diario.es

Los periodistas tenemos nuestra responsabilidad manifiesta en el deterioro de la credibilidad de la profesión. Pero no somos los únicos. También los tienen los directivos de los medios que aceptan lo que antes de ayer era inaceptable, quienes ejercen esas presiones y las redoblan cuando huelen la debilidad de los periodistas y, porqué no, también los ciudadanos que denuncian lo mal que está la prensa pero no se gastan un solo euro en pagar por un producto periodístico así que los maten.

Esto no va de denunciar lo mal que están los medios ni de salvar negocios periodísticos que no son capaces de sostenerse por sí solos en el mercado; va de restablecer el cordón umbilical entre los ciudadanos y los medios que lo consumen a través de una relación de compromiso que permita a las marcas periodísticas sobrevivir en un entorno de cambio disruptivo como el que estamos atravesando. Si se consigue restablecer ese cordón, tendremos un sistema de medios saneado. Si no, esto se irá deteriorando más y más.

Por cierto, pese a las objeciones que puedan deducirse de lo que digo, David Jiménez me parece un periodista de raza, honesto y valiente. Y, por supuesto, pienso leer el libro en papel en cuanto salga. Os paso por aquí una entrevista muy interesante que le hace José Precedo en eldiario.es

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