Los medios, también en alerta roja por el coronavirus

Juan Carlos Blanco

Asociaciones de prensa de España han solicitado al Gobierno ayudas para soportar la crisis económica provocada por el desplome publicitario ocasionado por el COVID-19. Como en otros sectores, la parada de golpe de la economía ha roto todas las previsiones y se calculan pérdidas en algunos medios de hasta el 80% de sus ingresos previstos. Algunas empresas anuncian ERTEs en sus marcas informativas y otras advierten ya que, de seguir así, no podrán cumplir con la función pública de servir información de calidad a sus lectores, oyentes y espectadores justo en el momento en el que más lo necesitan.  

Es un asunto complejo. Empresarios, autónomos y trabajadores por cuenta ajena de otros sectores alegan legítimamente las mismas razones que las empresas periodísticas para solicitar ayudas públicas que les ayuden a sobrevivir.

Y es comprensible que haya quien se haga las siguientes preguntas: ¿por qué ayudas públicas a los medios y no a otras empresas? ¿por qué hay que ayudar a los periodistas y no hay que hacer lo mismo, por poner un ejemplo como otro cualquiera, con los abogados, que también son esenciales para las sociedades democráticas?  

Pero sí que es importante reflexionar y defender el papel que están jugando muchos medios de comunicación en una crisis tan grave como la del COVID-19, sobre todo ahora que son víctimas también de un descrédito social que hace que mucha gente piense que se puede informar sólo con lo que le cuente un amigo o un familiar en un grupo de whatsapp, es decir, que vale lo mismo un puñado de profesionales que verifican una información que el primero que publica en una red social lo que se le pasa por la cabeza.

El doble papel de los medios

Seguro que hay medios y periodistas que se están comportando de forma irresponsable, pero, en líneas generales, la mayor parte está redoblando esfuerzos en una doble vertiente: De un lado, cumpliendo con su misión de servicio público (sí, aunque algunos no se lo crean) en un momento en el que los ciudadanos acuden en masa a estas marcas periodísticas en busca de información fiable. Y, de otro, combatiendo y desenmascarando las toneladas de noticias falsas que llegan a nuestros teléfonos móviles a través, sobre todo, de canales como el mencionado whatsapp o en redes sociales como Facebook.

Las empresas periodísticas no piden un trato de favor, sino que los gobiernos entiendan que están ahí y arbitren salidas tales como líneas de financiación adecuadas (en este artículo de Diario de Sevilla se explica muy bien: el coronavirus también amenaza la prensa plural). Los medios son hoy más necesarios y llegan a más gente que nunca, pero no tienen cómo financiarse. Los ingresos han desaparecido. Un ejemplo: lo que acabo de ver en este tuit de Juan Luis Sánchez, subdirector de eldiario.es.

Medios bloqueados

La publicidad, que ya se estaba mudando a Google y Facebook, se ha secado. Y las alternativas (producción de eventos y de contenidos de marca, servicios de agencias de comunicación, etcétera…) también se han paralizado por la crisis del coronavirus. No pueden salir por sí mismos de este enredo. Ésa es la verdad. Y las Administraciones tienen que ser conscientes de esta situación…del mismo modo que también lo tendrán que ser en un futuro cercano los propios ciudadanos, pues esa publicidad que se ha ido seguramente ya no volverá en los mismos porcentajes de ahora. ¿Quieren medios fiables para entender la realidad? Pues a lo mejor hay que pagar por ellos.

Estudio de radio. Foto: Navarra.com/El Español

Y entonces, ¿el futuro?

Se avecina una vuelta de tuerca en la transformación del modelo de negocio de los medios. Y ni sus propios protagonistas saben hasta dónde llegará ni en qué se traducirá. Tiempos inciertos. Los de ahora y los que vendrán.

Al respecto, el periodista y amigo Ángel Munárriz me pidió opinión para un artículo en Infolibre en el que analiza los cambios políticos, sociales y económicos que vendrán después de la pandemia. A mí me preguntó por los medios. Y, entre otras cosas, dije esto:

«Las marcas capaces de aportar confianza y credibilidad sobrevivirán al desplome de la industria tradicional, pero sólo siendo útiles a la comunidad y reivindicando su papel como refugio ante las toneladas de inmundicia que cada día nos caen de todas partes», recalca el exdirector de El Correo de Andalucía, que también apunta el dedo hacia dos fenómenos más: uno, la revalorización de la información local y de proximidad; y dos, el surgimiento, con esta nueva crisis publicitaria, de un nuevo incentivo para el viraje de los medios hacia modelos no basados únicamente en los anuncios. La «suscripción» y la «creación de comunidad» apoyada en lectores «comprometidos» van a ganar en importancia». Pues lo dicho.

Artículos destacados

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio