Juan Carlos Blanco
El general José Manuel Santiago dio el domingo una rueda de prensa en la Moncloa como responsable de la Guardia Civil en el dispositivo montado por el COVID-19 que ha dividido a los españoles en tres grupos: 1. Quienes creen que cometió un simple (y gravísimo) error al decir que están persiguiendo a quienes critican al Gobierno en las redes (por cierto, las fuerzas y cuerpos de seguridad están para buscar delitos, no para perseguir a los que mienten: cuidado con estas ‘excursiones’ a territorios en los que se puede terminar vulnerando nuestra libertad de expresión)????; 2. Quienes ven en sus palabras una confesión inequívoca de que el Gobierno ha empujado a este instituto armado a perseguir a aquellos que critican al ejecutivo en las redes sociales ????????Y 3. Quienes afirman que le traicionó el subconsciente y confesó su delito ante las cámaras de las televisiones y cientos de periodistas sin darse ni cuenta ????????????.
No voy a entrar aquí en muchas consideraciones sobre lo que pienso de esta situación (es un error y ya está, pero vaya error), pero sí que haré algunas consideraciones sobre lo que me sugiere este asunto en términos de comunicación y de opinión pública.
En primer lugar, lo más importante: si algo demuestra lo que ha pasado es que dar bien una rueda de prensa no es fácil. Si quien ofrece esa rueda de prensa no tiene especiales habilidades oratorias, la situación se complica aún más. Y, si encima, lo hace en un contexto de tensión extrema y crispación y de cansancio personal, pues todavía mucho más.
En situaciones de crisis., se suele abusar de los expertos, entre otras razones porque generan más confianza que los políticos, pero conviene no abusar de ellos: se les expone demasiado a la opinión pública y al linchamiento de los torquemadas virtuales que suelen dictar sus sentencias de andar por casa a través de las redes sociales.
Sin querer entrar en muchos detalles, sí os diré que, en líneas generales, la preparación de una rueda de prensa no necesita de grandes protocolos o metodologías, pero sí que precisa de ciertos criterios de actuación que ayudan a mejorar las intervenciones. Hay prácticas para que te salgan mejor las cosas.
En primer lugar, que os quede claro que preparar una rueda de prensa no consiste solamente en escribir una intervención, sino en saber con precisión qué ideas se quieren transmitir y cómo se quieren transmitir, en ensayar si es posible lo que quieres decir y en buscar la manera de estar tranquilo (combatiendo, por cierto, el miedo escénico) y, sobre todo, de transmitir tranquilidad a los demás.
Esto no va de aburrir al interlocutor con discursos pomposos, de abrumarle con datos y cifras o de ofrecerle un muestrario de eslóganes y palabras vacías, sino de hacerle llegar una idea. Para lograrlo, es mejor un lenguaje claro, sencillo y sin aderezos que una intervención repleta de circunloquios.
A ser posible, que el texto de la intervención sea también corto: lo que se puede decir en cinco minutos no hay porqué decirlo en treinta: desesperarás al que te escucha y tendrás más tiempo para equivocarte y cometer errores.
Y, por cierto, si te equivocas, no es el fin del mundo: lo asumes, te disculpas y sigues. Sé honesto y reconoce que sabes lo que sabes y no más. No intentes ser más listo que el que tienes enfrente, que suele ser el pasaporte para que te pinten la cara y te pillen las vueltas a las primeras de cambio. Y procura ser prudente y no salirte del carril. Mejor no venirse arriba, que luego te bajan muy pronto.
Por aquí lo cuento en este vídeo de mi canal de YouTube:
https://youtu.be/cBrrtpA2ZlI /wp:paragraph –>