Juan Carlos Blanco
El fundador de Facebook es un tipo con éxito. Mejor dicho, es un tipo con un éxito abrumador, descomunal, inimaginable. Pero los tipos exitosos también pueden tener problemas de reputación. Sobre todo, si, como es este caso, han hecho oídos sordos a las alarmas que empezaron a saltar cuando se descubrió que en 2016 se habían usado indebidamente datos de 87 millones de usuarios de Facebook para la campaña de Donald Trump.
Zuckerberg salvó como pudo esa crisis de reputación por el uso de los datos personales de sus usuarios y pidió perdón por el error negligente que cometió (eso, en el mejor de los casos), pero a la vez que esquivaba el match ball en contra se estaba larvando con su actitud casi de indiferencia otra crisis aún más grave: la que ahora le enfrenta a un boicot de algunas de las más grandes marcas empresariales del mundo por su incapacidad para frenar en Facebook tanto las noticias falsas como ese discurso del odio que empieza a contaminar el debate público en casi todos los confines del planeta.
Quizás detrás de este boicot haya un cierto oportunismo de las marcas, dispuestas a aparecer ante la opinión pública como intransigentes ante el odio, el racismo, los abusos policiales o cualquier otra causa justa y políticamente correcta que se tercie en los próximos meses. Y tal vez Zuckerberg no sea tan culpable como parece de dejar que ese discurso del odio y esas noticias falsas circulen con tantísima facilidad por su red social.
Pero su problema no es si es verdad o no que ha luchado contra las mentiras en formato industrial que pueblan los muros de Facebook. Su problema es que lo que se percibe le perjudica gravísimamente. Zuckerberg ha dejado demasiadas muestras en los últimos años de que no estaba muy por la labor de luchar contra esta basura pseudomediática, que, entre otras cosas, le permitía seguir incrementando sus ingresos publicitarios. Y su argumento de que permitía tal reguero de bazofias porque cree en el sentido más amplio de la palabra en la libertad de expresión cuela más bien poco.
Un problema de reputación
Vivimos en un estado de alarma mediática por la pandemia de noticias falsas. Y Facebook tiene su cuota de responsabilidad en la propagación de esta pandemia mediática, lo quiera admitir o no su fundador. La red sigue ganando muchísimo dinero (casi 70.000 millones de dólares al año por publicidad), pero también tiene ya un problema de reputación muy grave. Muchas marcas ya no se fían de sus intenciones. Y muchos ciudadanos, tampoco. En otras ocasiones, hemos visto que este problema no le ha impedido seguir creciendo y creciendo. Pero lo que ya no sabemos es hasta cuándo podrá seguir así. Facebook sigue siendo la reina social, pero las reinas también pueden morir de éxito..,por su mala reputación. No creo que pase, pero veremos.
2 comentarios en “Facebook, tienes un problema de reputación (…y vaya problema)”
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