Las empresas no solamente deben cuidar su reputación para ganarse el derecho a operar en sus comunidades. También, en tiempos de tanta mudanza y turbulencia, deben tener el suficiente olfato social para saber dónde se mueven y dónde se mueve la sociedad.
En plena era de alerta climática por el deterioro medioambiental del planeta, las marcas deben asumir que el modo en el que se relaciona con la opinión pública está viviendo su particular cambio climático. No sólo porque se hayan transformado los canales, herramientas, acentos y tonos con los que despliegan sus estrategias de comunicación, sino porque también están cambiando las sensibilidades de los ciudadanos.
La necesidad de conservar el medioambiente si no queremos sufrir desde ya los peores rigores del cambio climático, la lucha contra los abusos cometidos contra las mujeres o la desigualdad racial han entrado por fin en la agenda colectiva y están detrás de los esfuerzos que están haciendo muchas empresas para estar a la altura del desafío ético y moral al que nos enfrentamos como sociedad.
En paralelo a este reto, nos encontramos también con cambios de paradigma, algunos de ellos acelerados por la pandemia, que están transformando el modo en el que trabajamos y lo que pedimos del mercado de trabajo, como nos demuestran lo que estamos viendo con tantas empresas quieren decirle adiós al teletrabajo, para gran irritación de sus trabajadores más talentosos y autónomos (por poneros un ejemplo, fijaos en los está pasando en Apple).
El mundo cambia. Y las empresas tiene que entender ese cambio y adaptarse a él. Sin hacer los ejercicios de seguidismo o de populismo tribunero de quienes abogan por una solidaridad de postureo, pero sí mostrando la empatía y la inteligencia ambiental de quienes entienden las magnitudes de estos cambios sociales, económicos y políticos.
La comunicación de las marcas también vive su cambio climático. Conviene que las empresas se den cuenta cuanto antes.
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1 comentario en “La opinión pública también vive su cambio climático”
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