Tuitear puede ser peligroso para la salud laboral

No hace falta dedicarle ni un par de párrafos a subrayar la importancia del modo en que se usan las redes sociales para la reputación de las marcas, ya sean personales o de empresa. La construcción de la reputación no se ciñe a lo que uno hace en una u otra red, pero lo que se hace y se dice en las redes es capital a la hora de conformar la imagen y las sensaciones que se transmiten a los demás.

Todo cuenta, todo puntúa, y no existen balnearios virtuales donde uno pueda decir todo lo que piensa sin que lo que uno expresa tenga consecuencias que son mucho más reales de lo que podíamos pensar.

Somos lo que tuiteamos. Y a algunos habría que ponerles en sus perfiles una advertencia para que no se les olvide ni una sola vez: tuitear puede ser peligroso para la salud.

Sólo opiniones personales…o no

Todo esto viene a cuenta de una práctica convertida en costumbre que suele utilizarse como escudo antimisiles ante las críticas que podamos recibir en las redes, un escudo que hace un efecto placebo porque pensamos que nos blinda, pero que no sirve para casi nada.

Me refiero a esa frase ya tan tópica que muchos colocan en sus perfiles y que señala que lo que uno pueda encontrar en una red sólo refleja sus opiniones personales y no las de la marca u organización a la que representan.

Pues claro que lo que uno escribe en sus perfiles refleja la opinión de quien suscribe el comentario, pero pensar que eso que escribe no afecta a la empresa o institución en la que se trabaja es un ejercicio de buenismo antropológico que no se acompasa con la realidad.

En la red no existen los compartimentos estancos, y menos aún cuando se trata de conversar, discutir o vociferar en una red que al fin y al cabo es pública. Todo lo que uno escribe o comenta tiene su repercusión y puede afectar a la imagen de la organización a la que pertenecemos. No se puede ser un hooligan en las redes y pensar que eso no afecta a tu vida profesional. Y el que diga lo contrario es que tiene un problema con el mundo real.

Hacer la reserva de señalar que todo lo que se dice en una red es una opinión personal es como pensar que se puede combatir el Covid tomando zumos de pomelo. Te lo puedes creer si vives en un parque temático para negacionistas, pero sabes que no sirve de nada.

No hay sentencia que nos blinde frente a las imprudencias. Ya podemos avisar de que lo que decimos no nos representa más que a nosotros, que si hiperventilamos en las redes y nos dedicamos a pelearnos como camorristas, esta actitud tendrá consecuencias para nosotros y para quien nos paga. Así que cuidado y aplicaros una máxima que deberíamos grabarnos a fuego: no hagas ni digas nada en las redes que no harías ni dirías fuera de ellas.

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