En tiempos de inteligencia artificial, cuida aún más tu reputación

Hay que vivir en el planeta Saturno o alrededores para no darse cuenta de que vivimos momentos que podemos calificar de históricos sin miedo de exagerar con el adjetivo. Google y Microsoft se han enzarzado en una disputa que decidirá quién marcará la iniciativa en la nueva disrupción que cambiará gran parte del mundo en el que nos movemos: la inteligencia artificial (IA). Pero esto no va sólo de si el chat GPT de openAI es una herramienta que desafía nuestra capacidad de asombro o de si Google acertará respondiendo con su nuevo chat de Google Bard. Es más profundo y va más allá de que la IA se haya hecho tendencia y de que casi todos conversen sobre ella.

Lo que los grandes dragones tecnológicos se están jugando es quién se hará con el favor del mercado en el uso de una herramienta ganadora que en muy poco tiempo usarán millones de usuarios como si lo más normal del mundo fuera pedirle a una inteligencia artificial descargada de las apps de Apple Store o del Play Store que nos escriba un artículo periodístico, una demanda de divorcio o una carta de amor.

En perspectiva, y después de asomarnos al gigante de la IA, lo del Metaverso y similares suena ahora a una versión mejorada de second life. Las nuevas aplicaciones de inteligencia artificial no forman parte de un retrato distópico o de la clásica propagación de humo fatuo de quien nos vende con voz de ultratumba el advenimiento de un nuevo tiempo. Esto va muy en serio. Y nos obliga a reflexionar sobre cómo afrontar un cambio en el que habrá que conciliar el Big data y la inteligencia artificial con la experiencia humana.

La IA, el aprendizaje de las máquinas y la explosión del Big data nos van a cambiar, pero son herramientas que están en  poder de unos seres humanos. Al menos, por ahora. Y más allá de que la discusión haya que centrarla en cómo usan el poder las personas y corporaciones cuyos productos basen su valor añadido en la inteligencia artificial, habrá que fijarse en dos habilidades claves en el mundo que se avecina: en primer lugar, el fomento de nuestras habilidades interpretativas, de nuestra capacidad crítica y analítica y de nuestra inteligencia de negocio. Y, en segunda instancia, el fortalecimiento imprescindible de nuestra reputación.

Seremos, aún más que ahora,  lo que valgan nuestras reputaciones. Y ellas serán las que nos permitirán transitar en una sociedad donde a los algoritmos sólo les quedará redactar sentencias y fallar condenas.

Cazadores de confianza

La experiencia humana y la autenticidad serán valores con las flechas en  ascenso, pero el que más ascenderá será el de la confianza. Necesitaremos trabajar estrategias de musculación de nuestras marcas que pongan como el centro de su actuación la búsqueda de la confianza en un entorno contaminado de fake news, deep news y de toda la gama de infamias que se puedan hacer con una aplicación que roza la perfección para lo bueno y para lo malo.

Y para estos fines no buscaremos las mejores máquinas sino a los mejores profesionales, que no son aquellos que han nacido con un algoritmo debajo del brazo, sino aquellos capaces de establecer una complicidad emocional basada en la confianza.

Lo digo muchas veces y me reafirmo: en estos terrenos tan inciertos y líquidos en los que nos movemos, y más ahora que vamos a convivir con unas máquinas que nos asombran, vamos a convertirnos en cazadores de confianza, en GPS humanos para un tiempo de algoritmos, en adalides de un humanismo que reivindica su espacio y en profesionales capaces de convencer a sus interlocutores, ya sean éstos unos lectores, unos clientes o unos votantes, de que, más allá de las máquinas hay personas que les ayudan gracias a que no se han olvidado todavía de que antes que las máquinas están las personas.

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6 comentarios en “En tiempos de inteligencia artificial, cuida aún más tu reputación”

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    1. Hola, Álvaro. Sí, comparto esta apreciación. Es más, caigo en el error de llamar inteligencia artificial a un fenómeno que en puridad es de aprendizaje de las máquinas.

      Lo que ocurre es que su perfeccionamiento y depuración hacen que algunas de las respuestas y de las posibilidades que ofrecen parezcan hechas por una inteligencia que más que artificial se antoja humana.

    2. Sí. Yo creo que el ser humano ha de aprovechar la oportunidad de la llamada IA para mejorar la vida humana: que aprendamos mejor, que vivamos mejor, que seamos mejores personas. Es una tecnología más. Muy interesantes sus comentarios.

  3. Pingback: Probando la inteligencia artificial

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