En elecciones, no te olvides de seguir ‘buzoneando’

He leído un artículo muy recomendable en El Confidencial en el que se cuenta cómo los partidos políticos siguen afanándose a estas alturas digitales del siglo en lograr que sus papeletas sigan llegando a los buzones de los ciudadanos y que sus cartas impacten en las mentes y los corazones de sus receptores.

¿Enseñanza? No seas un papanatas. Hoy es clave entender la nueva realidad digital y aprovechar todas las herramientas disponibles para marcar una estrategia de distribución de contenidos en todas las pantallas disponibles. Pero sin olvidar que hay canales en analógico, como el buzoneo, que pueden ser incluso más aprovechables, sobre todo ahora que lo digital nos lleva por el camino de la despersonalización y de las relaciones débiles que se desarrollan con el filtro de una pantalla y, en ocasiones, hasta detrás de las cortinas del anonimato.

Piénsalo y dime si a ti no te ha pasado. Vas a votar a un candidato y te llevas la papeleta desde tu casa hasta el colegio electoral. Yo lo hago. Y no soy un ludita que aborrece lo digital. Lo que ocurre es que las cartas siguen funcionando. Por dos razones. En primer lugar, porque no todo el mundo va con un iPhone en la mano ni sigue la actualidad haciendo scroll en una red social. Y en segundo lugar, porque en esta era de las conexiones on line, el papel, el documento que te llega a tu buzón, sigue teniendo un valor añadido. 

Será por comodidad o por cualquier otra causa, pero funciona del mismo modo que también funciona mejor pisar la calle que lanzar tuits o que es más conveniente tener una buena agenda en los barrios antes que lanzar discursos a esa gente tan influyente que luego no influye nada.

Si hay algo que no podemos dejar de tener presente es que somos personas que les hablan a otras personas. Y cuanta más directa, franca y cercana sea nuestra relación con las personas a las que les vamos a pedir su confianza, mejores resultados obtendremos.

Se trata de cercanía. Y en estas circunstancias, sí me dieran a a elegir, no tendría dudas. Menos Tik Tok y más buzones y más propaganda electoral, entendiendo que no son incompatibles.

Las campañas se sofistican, pero los ciudadanos seguimos votando por emociones y por percepciones. Y cuanto más fácil se lo pongamos, mejor para nuestro candidato. 

 

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