A través de una newsletter del medio argentino Redacción.com llego a una reflexión publicada en la cuenta de Twitter del escritor israelí Yuval Noah Harari en la que merece la pena detenerse: «El peligro es que si invertimos demasiado en el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) y muy poco en el desarrollo de la conciencia humana, la muy sofisticada inteligencia artificial de las computadoras solo podría servir para potenciar la estupidez natural de los humanos».
¿Cómo lo veis? La idea que se desprende de las palabras de Harari, un autor de divulgación científica que conecta muy bien con los grandes públicos, es que no podemos deslumbrarnos ante la avalancha de aplicaciones de inteligencia artificial que han salido de sus madrigueras para mostrarse al mundo en esta primavera de 2023. Y que en estos tiempos de adoración acrítica y distópica a la inteligencia artificial, más nos valdría seguir cultivando aquello que nos hace más humanos y que potencia nuestras virtudes y habilidades críticas.
Podríamos decir que el asunto sería más Platón y menos GPT. Pero no creo que ésta sea la cuestión. Si hoy se levantaran de sus tumbas Platón y Aristóteles, seguro que también trastearían con OpenAI, con Midjourney o con cualquier otra aplicación de IA.
La mente humana es curiosa. Y su curiosidad inquieta es la que le lleva a explorar mejores mundos. Así que os recomiendo, y esto va muy en serio, que vayáis explorando también en este nuevo supermercado de la IA para no quedaros atrás.
En todo caso, de lo que se trata aquí es de entender que en estos tiempos en los que la inteligencia artificial promete cambiar nuestras vidas en menos tiempo de lo que tardan nuestras lavadoras en acabar de centrifugar, necesitamos, además de investigar todo lo que podamos y más sobre estas herramientas, fortalecer también nuestras habilidades intelectuales y emocionales para hacer frente a este desafío porque, si no, el potencial de estas máquinas sólo nos servirá para anestesiar algunas de nuestras capacidades y adormecer nuestras neuronas.
Como humanos que somos, necesitamos alimentarnos, pero no sólo de comida y bebida saludable para el cuerpo, sino también para la mente. La cultura, la reflexión, el pensamiento crítico, la lectura pausada y la escritura ordenada son básicas para entender la realidad y saber enfrentarse a los retos que se nos pongan por delante. Y su fomento nos exige un esfuerzo que vale la pena la pena si no queremos que las máquinas se limiten, como sostiene Harari, «a potenciar la estupidez natural de los humanos».
1 comentario en “¿Más Platón y menos GPT?”
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