Este es un muy buen ejemplo de cómo prepararse a la ligera una intervención pública puede acarrearte un disgusto grande y colocarte en el centro de todas las hilaranzas y rechiflas públicas. Hace unos días, se publicaba el libro ‘La supervivencia de los más ricos’ y el autor, el tecnólogo Douglas Rushkoff, concedía entrevistas a numerosos medios, entre ellos, algunos españoles, en el que contaba el punto de partida de su ensayo, que arranca cuando un grupo de ‘milmillonarios’ muy pasado de vueltas le invita a un resort y le piden consejo sobre qué plan B podrían tener en el caso de que el mundo “se vaya al carajo”.
La anécdota es divertidísima, pero es sólo eso, una historia real que sirve a Rushkoff para denunciar la desconexión de la realidad de algunos poderosos del ecosistema tecnológico. Pues bien, algún asesor de Yolanda Díaz habrá leído estas declaraciones, habrá pensado que lo de los millonarios que lanzan cohetes para irse del planeta (por Elon Musk) o se pasan el día en el Metaverso (por Mark Zuckerberg) le encajaba en un discurso del fin de semana y…dicho y hecho: allí que la vicepresidenta del Gobierno de España se ponía muy seria a contarnos a todos que los poderosos del mundo tienen un plan B para escapar del planeta Tierra, para rechifla general en las redes, que no daban crédito viendo a la número dos del Gobierno de España usando argumentos propios de conspiranoicos y esotéricos de los que pueblan Youtube o Telegram.
Conclusión: si vas a meter en un discurso algo que has leído en las redes o que te suena de haberlo visto en algún periódico, procura fijarte bien de lo que estás hablando y escribiendo, no vayas luego a poner a tu jefe o jefa en una situación digamos que, como mínimo, un poco embarazosa. Lo mínimo que te puede pasar es que termines convirtiéndola en un meme.