No sé. Hay algo en esa idea de que hay que perseguir los sueños profesionales que me sigue pareciendo un poco parcial y demasiado cercana a esa corriente del pensamiento mágico que sostiene que si se quiere, se puede. O no, podríamos matizar.
Cuando se trabaja sobre la carrera profesional, prefiero pensar den un triángulo más razonable que se apoya sobre estos tres puntos: lo que te gusta, lo que te sale bien y lo que demanda el mercado.
A mí me pueden encantar la navegación por los glaciares de la Patagonia, tocar la guitarra o escribir novelas existencialistas en esloveno, pero si no tengo en mi armario las habilidades y talentos que se necesitan para esos menesteres y además el mercado no busca ni de lejos colmar mis pasiones, ya puedo yo berrear lo que quiera que los sueños seguirán siendo sólo eso, sueños.
Aquí no se trata de hacer o no hacer lo que uno quiere, sino de obsesionarse con la idea de ser tan bueno en lo que hagas que los demás no sean capaces de ignorarte.
Esta última idea, que ya me he apropiado para mis charlas y mis clases, no es mía. La rescato de un libro muy recomendable de Cal Newport en el que narra la anécdota de cuando unos jóvenes cómicos norteamericanos se acercaron al comediante norteamericano Steve Martin, le preguntaron qué debían hacer para tener una carrera tan exitosa como la de él y éste les respondió que se afanaran en ser tan buenos en lo que hacían «que no fueran capaces de ignorarlos».
¿Y cómo se hacía eso? Con determinación, con consistencia, analizando bien qué era aquello que les podría hacer distinguirse de los demás y qué era aquello que su mercado, en este caso el público estadounidense, reclamaba. En suma, echándole horas de vuelo a eso que les podía gustar pero que, sobre todo, era algo en lo que eran cada vez más y más buenos y en lo que veían que había un mercado que reaccionaba y reclamaba más de esa habilidad, talento, virtud, valor o como le queráis llamar.
¿Quieres desarrollar tu marca profesional? Pues aplícate el método de Steve Martin, trabaja en aquello que los demás destacan e igual ese sueño que persigues, sí se puede cumplir…pero si se dan las condiciones para ello. Céntrate en aquello en que eres bueno, procura que sea algo que te reportará también satisfacciones profesionales, obsesiónate con ser de los mejores en lo que haces y, un último consejo, no te olvides de contarlo. Sin vanidades, pero también sin pudores, que hoy no sólo basta con ser bueno, sino que hay que lograr que los demás lo sepan y que nos recuerden a nosotros cuando necesiten a alguien que haga lo que nosotros hacemos.