
Periodistas: menos soflamas y más análisis
Los periodistas debemos dar menos lecciones y menos espectáculo: mejor aportar contexto para serles útiles a los ciudadanos.
Los periodistas debemos dar menos lecciones y menos espectáculo: mejor aportar contexto para serles útiles a los ciudadanos.
El periodismo necesita el compromiso de sus lectores para su supervivencia.
Por nuestra naturaleza, los periodistas somos proclives a engancharnos de la peor de las maneras a una red que nos proporciona titulares sin fin.
La comunicación corporativa es esencial, pero no está para sustituir al periodismo.
Recibimos una oferta infinita de noticias, pero, sorprendentemente, nos falta información
¿Por qué pese a tener la mayor oferta informativa de la historia sólo leemos aquéllo con lo que estamos de acuerdo? Porque preferimos seguir instalados en nuestras burbujas endogámicas
Los medios se enfrentan a un doble desafío: el cambio digital en plena era de explosión de industrialización de las noticias falsas
El ambiente crispado de las redes sociales aumenta la sensación aumenta hasta niveles asfixiantes.
Es legítimo añorar otros tiempos, pero el periodismo no está en extinción, sino en transformación
Las leyes pueden hacer poco o nada para luchar contra la lacra de las fake news, pero hay herramientas para arrinconarlas.
La credibilidad y la confianza de las marcas periodísticas aumenta conforme crece también el volumen del tráfico de las mentiras
El maestro de periodistas Juan Cruz disecciona los males del periodismo y las dificultades inmensas que afronta uno de los oficios más apasionantes que podamos conocer.
El periodismo deportivo siempre ha apelado a las emociones, pero nunca como ahora se ha practicado tanto forofismo fanático.
Si queremos medios serios y comprometidos, hacen falta también audiencias serias y comprometidas
A ningún medio se le obliga por decreto a practicar el sensacionalismo, pero a veces lo parece.
Queda bien decir que los medios y la audiencia preferimos la calidad a la viralidad, pero las audiencias no confirman esta afirmación.
¿Que hacen realmente los ciudadanos para defender la libertad de prensa más allá de alguna declaración pomposa en las redes sociales?
Internet nos prometió la pluralidad, pero preferimos ‘refugiarnos’ en nuestras burbujas mediáticas: sólo leemos a quien opina como nosotros.
Hacer periodismo de calidad debe ser una obligación, pero también es la mejor inversión si se quieren trabajar proyectos a largo plazo.
Sentencias como la de Cassandra son muy discutibles, pero no nos volvamos locos: en España no peligra la libertad de expresión ni nada que se le parezca.
Se puede apostar por la calidad o por la cantidad y la viralidad, pero nunca perder la rigurosidad que nos dará la credibilidad.
Queda bien decir que hay que apostar por la calidad, pero por ahora la gran mayoría de los medios viven de los clicks, sean éstos como sean.
Que el Daily Mail publique una portada machista y casposa no puede sorprender. Es un tabloide que juega con los bajos instintos y pasa con desprecio del periodismo de calidad.
A la posverdad se la combate haciendo bien el trabajo periodístico, pero también hay que desmontar cada bulo, cada mentira y cada infamia
El periodismo estará acorralado, pero para nada está herido de muerte.
Poner un anuncio a página completa en la portada de un periódico no implica que este periódico se venda al mejor postor. No debería ser difícil de entender.
La innovación es básica para afrontar el futuro del periodismo, pero sin olvidarse de los valores y principios que siempre nos deberían acompañar.
Nos encanta decir que sólo leemos noticias de interés público y vemos documentales de calidad, pero la realidad desmiente nuestras palabras.
El modelo de negocio de los periódicos de papel se derrumba, pero los diarios impresos siguen teniendo algunas fortalezas nada despreciables.
El buen periodismo no tiene que ser ni aburrido ni tedioso. No vale decir que la gente prefiere un meme gracioso a una información de calidad.